La intervención de la Agencia Federal de Inteligencia
Por Cristina Caamaño.
Ex fiscal de Instrucción - Ex interventora de la Agencia Federal de Inteligencia - Presidenta de Justicia Legitima - Docente en la Facultad de Derecho de la UBA y de la Universidad de Madres de Plaza de Mayo.
Cuando
asumí como interventora de la Agencia Federal de inteligencia, aquel 23 de
diciembre de 2019, me acompañaban tres funcionaries del Ministerio Público
Fiscal. Con ellos fuimos armando el equipo de la Intervención y con ellos
realizamos el diagnóstico al inicio de la gestión. La primera conclusión fue
que la Mesa Judicial y el espionaje ilegal que se desarrollaba en la agencia, estaban
amparados en una interpretación maliciosa del ahora modificado artículo 4 de la
Ley de Inteligencia Nacional, que permitía a la Agencia realizar actividades de
inteligencia ilegal detrás de una supuesta asistencia al servicio de administración
de justicia en causas vinculadas a delitos complejos.
El
presidente decidió, entonces, prohibir esas relaciones promiscuas entre jueces,
juezas, fiscales, fiscalas, funcionarios y funcionarias judiciales y la AFI. Esa
decisión fue central para la normalización institucional que realizamos, junto
a otros organismos del Poder Ejecutivo que colaboraron en la misión de
transformar a la Agencia Federal de Inteligencia en un organismo público que
cumpla con la ley y rinda cuentas a los ciudadanos y las ciudadanas sobre sus
actividades y los recursos públicos asignados para su funcionamiento.
Esta
fue, la primera reforma judicial implementada por el presidente Alberto
Fernández.
La
Agencia hoy tiene las bases institucionales para la producción de inteligencia
estratégica, necesaria para la toma de decisiones de las máximas autoridades
nacionales.
Como
parte de esta política, se fortaleció el trabajo de Cooperación Internacional,
con el objetivo de institucionalizar el vínculo con los organismos de otros países,
siempre con una perspectiva multilateral, en consonancia con los lineamientos
de la política exterior de nuestro país. En ese sentido, mantuve reuniones de
alto nivel con los titulares de los organismos de inteligencia de las
principales potencias del mundo, quienes se mostraron interesados con el
proceso de reforma que llevamos adelante. Incluso, pude comprobar que muchos de
ellos están tomando decisiones muy similares a las reformas impulsadas por
nosotres, lo que demuestra que el programa que nos impusimos era el correcto.
Al
inicio de la gestión, el descontrol era tal, que nos encontramos con que más
del 99% del presupuesto se ejecutaba sin ningún tipo de control. Esto era
posible porque el macrismo había revertido los avances implementados en 2015
por la entonces presidenta y hoy vicepresidenta, Cristina Fernández de
Kirchner, a través de los Dres. Oscar Parrilli y Juan Martín Mena, que buscaban
reducir a niveles estrictamente necesarios los gastos reservados. La gestión de
Gustavo Arribas y Silvia Majdalani administró a la Agencia como una caja sin
ningún tipo de explicación sobre su ejecución, asignación, prioridades y, mucho
menos, rendición. Hoy, puedo decir con orgullo, que menos del 10% del
presupuesto de la Agencia corresponde a gastos reservados.
También
los principales servicios de inteligencia de las potencias presentan
información detallada y accesible sobre el destino de sus fondos. Está claro
que una parte debe mantenerse resguardada para evitar que otros actores
conozcan determinadas acciones y prioridades y así evitar que se perjudiquen
los intereses nacionales. Sin embargo, no encontramos justificación para
ocultar información sobre los servicios básicos e insumos (el papel higiénico,
las resmas de papel, las lapiceras, etc., se adquirían con fondos reservados,
un tipo de asignación presupuestaria prevista como excepción para cuestiones
muy puntuales vinculados a la seguridad nacional)
Los fondos de la AFI
Pusimos
manos a la obra para, con la asistencia técnica de otros ministerios, realizar
una profunda reforma institucional. Para ello, incorporamos los mecanismos de
control habituales en la Administración Pública Nacional y mejoramos el
cumplimiento de los previstos en la normativa específica.
Haremos
un repaso de las principales medidas:
- A diferencia del resto de las
dependencias de la administración pública, la AFI no tenía una Unidad de
Auditoría Interna, coordinada por la Sindicatura General de la Nación. Fue uno
de los primeros acuerdos llevados adelante. Con alegría, uno de los últimos
informes que recibí de la Sigen, indicaba el cumplimiento de las metas
propuestas.
- Se realizó la apertura
presupuestaria, de modo tal que la ejecución se informa a través de la Oficina
Nacional de Presupuesto. Esta decisión representó un hito de la Intervención.
- Se implementó el Protocolo de
Gastos Reservados, que establece un mecanismo para la solicitud, uso y
rendición de los fondos cuyo destino permanece resguardado. Para ello, los
responsables de las áreas de inteligencia deben fundar el pedido; indicar en el
marco de qué Directiva de Inteligencia se realizarán las actividades; registrar
qué agentes participarán, y realizar un informe posterior que permita
justificar esa asignación.
- Los salarios eran abonados en
efectivo, en un sobre identificado con un alias. En términos concretos, los
empleados y las empleadas de la AFI percibían sus remuneraciones en negro.
Mediante un convenio específico con el Banco Nación, que prevé mecanismos de
confidencialidad particulares, logramos que el personal cobre a través de una
cuenta sueldo, tal como establece el Decreto 1187/12. Ahora todes tienen su
tarjeta de débito, como corresponde a cualquier trabajador y trabajadora.
- Los pasajes y servicios
turísticos se contrataban de forma discrecional con agencias de turismo
privadas, por los que se pagaban hasta tres veces más de los precios ofrecidos
por Aerolíneas Argentinas, contraviniendo lo previsto por el Decreto 1191/12.
Para ello, firmamos un convenio específico con la línea aérea de bandera y su
operadora turística.
- El combustible y los
lubricantes de la flota de vehículos se adquiría en efectivo en cualquier
estación de servicio de cualquier petrolera. El Decreto 1189/12 establece que
la Administración Pública Nacional debe proveerse a través de YPF, y así lo
hace la AFI por un convenio que también tiene previstas determinadas medidas de
seguridad adicionales para evitar que los vehículos sean identificables.
- Con la colaboración del
Ministerio de Economía, implementamos un sistema de gestión de expedientes
digitales, de modo que todos los trámites internos tengan un registro, trazable
que permita identificar qué dependencias intervinieron desde el inicio hasta la
conclusión. Esta había sido uno de los primeros requerimientos de la Unidad de
Auditoría Interna.
- Se implementó el Código de
Ética Pública de la Agencia, con la colaboración de la Oficina Anticorrupción y
la Secretaría de Gestión y Empleo Público.
- Se firmó un convenio con la
Procuraduría de Investigaciones Administrativas del Ministerio Público Fiscal
de modo de agilizar los trámites y proteger la información sensible.
La inteligencia ilegal
En
cuanto a actividades de inteligencia, la Intervención de la AFI se encontró con
un organismo organizado para el Lawfare. Descubrimos un andamiaje jurídico,
presupuestario y operativo destinado a reunir información ilegal sobre partidos
políticos, organizaciones sociales, dirigentes opositores, periodistas,
sindicatos, familiares del ARA San Juan y todo aquello que pudiese al menos
incomodar al ex presidente Mauricio Macri. El espionaje llegaba incluso a
integrantes de su propio gobierno, muy cercanos a él. A medida que fuimos
encontrando las pruebas, realizamos las denuncias penales correspondientes. Es
imposible plantear una escala de asombro frente al horror. Pero sin dudas los
seguimientos a las familias de los submarinistas que fallecieron en el ARA San
Juan tuvieron un impacto sobre todos y todas, porque mientras el Estado no
podía responder qué había sucedido con la nave y su tripulación, el mismo Estado
espiaba a quienes solamente pedían por sus seres queridos.
Sin
embargo, el video de la reunión conocida como GestaPRO es quizás la muestra más
acabada de Lawfare. Allí, se veía a funcionarios públicos, empresarios y
agentes de inteligencia tramando una operación ilegal contra un sindicalista. Además,
se podía escuchar a un ministro de Trabajo expresar su deseo de echar y/o sacar
estabilidad a los empleados públicos. Esa es la base del Lawfare: perjudicar,
quitarle derechos, y precarizar a los trabajadores y las trabajadoras para
aumentar la tasa de ganancia y la concentración empresarial.
Como
interventora, implementé un protocolo de Directivas de Inteligencia que
establece claramente cuáles deben ser los temas de interés para la AFI e instaura
un tiempo para la elaboración de esa información. De modo que la máxima
autoridad del organismo es quien decide qué se hace y así evitar esquivar
responsabilidades ulteriores.
En
paralelo (y a esto me referí más arriba cuando conté que los salarios se abonaban
en negro) nos encontramos con que la totalidad de los y las agentes de la AFI
se identificaban con un “nombre supuesto”. Esta costumbre nada tenía que ver
con las identidades de cobertura que se implementan ante una operación
específica para proteger al agente. Por eso, hoy, el personal de la AFI es
identificado con sus nombres reales, perciben sus salarios con sus nombres
reales y solamente ante situaciones puntuales puede implementarse una
determinada cobertura.
Los archivos de la Ex-SIDE
Como
militante política y del movimiento de Derechos Humanos argentino, tomé la
decisión de realizar una detallada búsqueda y análisis de documentación
relacionada al Terrorismo de Estado y específicamente al rol de los servicios
de inteligencia. Para ello, convocamos a profesionales con formación y
experiencia en este tipo de archivos. El objetivo no solamente era saber qué
documentación había, sino aportarla a las causas por delitos de lesa humanidad
en trámite información útil. Un ejemplo de buenas prácticas fue el trabajo
realizado en conjunto con Abuelas de Plaza de Mayo, el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS), y Memoria Abierta en relación con el Centro
Clandestino de Detención Automotores Orletti. Esa articulación entre Estado y
sociedad civil nos permitió identificar a un ex agente que no formaba parte de
los registros judiciales ni de los organismos. Esta información fue aportada al
juez Daniel Rafecas, quien tiene a su cargo dicha investigación.
Apenas
asumimos, nos encontramos con más de 250 mil fichas que contienen partes de
inteligencia y otro tipo de información sobre personas y organizaciones.
Además, identificamos más de un millón de fojas en formato papel, relevante
para aportar a la reconstrucción histórica del organismo y también su participación
en los distintos procesos represivos de nuestra historia. Creamos entonces, la
Mesa conjunta sobre documentación de inteligencia vinculada a violaciones a los
derechos humanos, integrada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación;
el Archivo Nacional de la Memoria; el Archivo General de la Nación; y
organismos de derechos humanos como Abuelas de Plaza de Mayo, el Centro de
Estudios Legales y Sociales, Memoria Abierta, la Liga Argentina por los
Derechos Humanos y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones
Políticas. Producto de ese trabajo, se firmó un convenio con la Casa de Moneda
para la digitalización de los archivos, lo que permitirá mejorar la búsqueda y
el acceso a la información.
Una política con perspectiva de
género
Otra
decisión fue la implementación de una serie de medidas para imprimirle a la
gestión perspectiva de género. Para ello, firmamos un convenio con el
Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad e instamos al personal a realizar las
capacitaciones necesarias para cumplir con la Ley Micaela.
Además,
creamos el Programa Integral de Géneros que implementó un protocolo específico
para el abordaje de situaciones de violencia. En poco tiempo, el equipo se
transformó en una referencia para las agentes que sufrieron maltrato.
Profesionalización
Desde
la Escuela Nacional de Inteligencia implementamos un plan de capacitación
permanente para profesionalizar al plantel de la AFI y de todo el Sistema de
Inteligencia Nacional (SIN). Se implementó el Curso Básico de Ingreso (CBI),
además de cursos regulares con contenidos específicos y diplomaturas. También
colaboraron en nuestras capacitaciones específicas, agentes extranjeros.
Balance político
La
Intervención de la Agencia Federal de Inteligencia fue una de las decisiones
más valientes del gobierno del Frente de Todos. Nuestro movimiento político
tiene en su haber reformas que forman parte del proceso de profundización de
nuestra democracia. Néstor Kirchner nos legó en esta materia la consolidación
de la conducción civil de las Fuerzas Armadas, cortando para siempre con la
herencia de la última dictadura cívico-militar. Cristina Fernández de Kirchner
avanzó sobre la autonomía de las fuerzas federales de seguridad, con la
creación del Ministerio de Seguridad de la Nación (del que tuve la distinción
de ser parte). Ahora, Alberto Fernández realizó una reforma estructural de la
Agencia Federal de Inteligencia para transformarla definitivamente en un
organismo de la democracia y para la democracia.
Considero
que cumplimos con el mandato presidencia y sabemos, que mi sucesor, el
Ingeniero Agustín Rossi, ya con la agencia normalizada, profundizará este camino con más
profesionalización, transparencia y respetando el estado de derecho de toda la
ciudadanía.
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