El Decano de Perón

 



El Decano de Perón

Por Pedro Galín. 


Abogado. Fundador y Secretario Gral. suplente de la  Asociación Gremial de Abogados. Fue docente de la UBA,  FLACSO, Universidad del Pacífico, la PUC (Lima), consultor de la OIT. ONU, ACNUR y  funcionario del MPD de la CABA.


Esta semblanza del querido amigo y compañero Mario Kestelboim está inspirada en experiencias compartidas desde hace casi siete décadas.

Mentes más preparadas y lozanas deberían emprender su necesaria biografía.

Lo conocí a poco de ingresados a la Facultad de Derecho, creo que en 1957. Tempranamente emprendió la tarea de conformar una de las primeras listas estudiantiles peronistas en ese ámbito, tan poco hospitalario entonces. Militaba con César Marcos, uno de los cerebros de la resistencia a la revolución fusiladora. En esos años compartimos jornadas de lucha memorables, como la toma de la Facultad en solidaridad con los obreros del frigorífico Lisandro de la Torre en 1959 y la defensa frente al atentado  nazi a Celia Guevara, la madre del Che, que se preparaba a dar una conferencia en el Centro de Estudiantes, en 1961. Entretanto, compartíamos primeras lecturas de economía política.

Una vez graduados, compartimos charlas y proyectos en su estudio de Lavalle y Talcahuano, entre otros con la quijotesca figura del desaparecido Roberto Sinigaglia, en alguna ocasión Rodolfo Walsh, mientras Mario mantenía veladas políticas y lúdicas con Cooke. 

Durante la dictadura de Onganía participamos en defensas de insurgentes como los de Taco Ralo y resistentes como Jorge Rulli, entre muchos otros.

Compartimos celda en Devoto, a disposición del Poder Ejecutivo durante algunas semanas en 1970, apresados en el sindicato de trabajadores de la entonces DGI el día de la intervención a la CGT de los Argentinos y numerosos gremios, junto a dirigentes sindicales y sus abogados.

Participamos en la fundación de la Gremial de Abogados, que funcionó en un departamento cedido por Mario. Ese local fue bombardeado el día siguiente a la masacre de Trelew.

Compartimos defensas en varios juicios en el denominado “Camarón”, el tribunal especial pergeñado por la dictadura para apresar y condenar a los alzados contra la opresión y los movilizados en las insurgencias populares como el cordobazo, rosariazo, mendozazo.

La dictadura entonces de Lanusse intentó disciplinar a los abogados populares, cuya prédica le resultaba insoportable, con la creación de un Colegio profesional adicto en la Capital.  Fue apoderado, junto a Mario Yacub, de una lista opositora inspirada por la Gremial en la que Mario, su tocayo Yacub y otros reclutamos personalidades tan relevantes  y disímiles como Sampay, López Acotto, Masnatta, Cerruti Costa y Mercante (h). Ante la posibilidad  que esa lista triunfara, el régimen suspendió la elección y disolvió el nonato colegio.

Una vez elegido Cámpora un reclamo juvenil masivo y fervoroso exigió su designación en la Facultad de Derecho con la consigna “Kestelboim, Kestelboim, el decano de Perón”, que culminó en el brillante y tormentoso decanato de algo más de un año. Allí declaró y aplicó la incompatibilidad de la docencia universitaria con la defensa de empresas multinacionales lo que implicó el cese de renombrados profesores, entre ellos Martínez de Hoz. Reformuló el plan de estudios e incorporó docentes excluidos por antiperonismo o macartismo, como el mismo Sampay, Ortega Peña, Duhalde y muchos otros. Recuerdo que un prestigioso especialista en derecho comercial de raigambre radical, declinó la convocatoria a ejercer la titularidad de una cátedra por imposición partidaria, aunque reconociendo, entre lágrimas, que apreciaba la eliminación del veto oligárquico, que había padecido durante más de una década.

En ese período además, la Facultad recibió el ataque de esbirros de la AAA, plagado de consignas antisemitas y disparos.

Mario fue electo como el último Secretario General de la Gremial de Abogados para el período 1973/74, aunque con licencia por el ejercicio del decanato. Este finalizó después de la muerte de Perón, y la Gremial nuevamente destruida y dispersa tras el asesinato de Ortega Peña y otros abogados.

La dictadura genocida lo honró con uno de sus galardones: fue incluido en el  Acta de Responsabilidad Institucional, que lo declaró muerto civil junto a otra veintena de compatriotas entre ellos, Héctor Cámpora (mientras preparaba su frustrada eliminación física). Fuentes confiables aseguran que la inclusión de Mario en esa lista fue promovida por Martínez de Hoz, herido por su cese en la Facultad.

Se exiló en México donde continuó su actividad política y carrera docente. Tuve oportunidad de visitarlo dos o tres veces y disfrutar de sus reflexiones, hospitalidad y afecto.

Repatriado en 1984, siguió con su militancia y la actividad profesional, que a veces compartimos.

En el 2007 fue designado Defensor General de la Ciudad, donde tuve el honor de acompañarlo en su ardorosa e incansable defensa de los trabajadores, los fusilados del Indoamericano y los sufridos habitantes de la vera del Riachuelo, entre tantos otros.

Quisiera destacar en su fructífera vida dos notas: firmeza en las convicciones y  amplitud en la búsqueda de aliados.

Compartimos la misma orilla de la hoy denominada grieta, pero no siempre igual trinchera. Debo reconocer que, en la mayoría de esas fraternales disidencias, él estaba en lo cierto.

COMPAÑERO Y AMIGO MARIO KESTELBOIM

PRESENTE!

AHORA Y SIEMPRE!! 



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